Relato corto

Caminando por las calles de piedra y deslumbrando al final de cada esquina veo una sombra que me persigue, que me acompaña en cada lento paso que doy  marcando  las huellas de los zapatos mojados que se quedan fijadas en el pavimento húmedo mientras una leve brisa me recorre la nuca estremeciéndome por el miedo.

Las manos me tiemblan y la voz no emite ningún sonido solo en mis pensamientos  puedo articular palabra, el miedo se esta apoderando de mi, ahora me doy cuenta aunque en realidad no distingo con claridad el motivo. La boca seca me sabe a sangre y el sudor frío me empapa mi espalda, todo el cuerpo se encoge casi no puedo respirar, todo me da vueltas siento como si me fuera a desmayar pero no termino por sucumbir.

Sigo adelante no puedo parar algo me empuja a seguir un poco más como si el destino me condujera hasta el desenlace que desconocido va mostrando breves indicios de sus intenciones, paro un segundo y parece que el aire frío encoge mis pulmones erizando cada pelo de mi cuerpo. No puedo pero por una extraña razón sigo adelante, miro a un lado y al otro, la sombra no esta pero presiento que detrás de los edificios se encuentra agazapada, esperando el momento de darme caza.

El tiempo desapacible se torna en tormenta, cae la lluvia intensamente con un ruido ensordecedor un trueno retumba entre los edificios, oigo chasquidos y pisadas, pero miro a mi alrededor, ¿no hay nadie?. Será cosa de mi imaginación, me estoy volviendo loco, ¡cuando de pronto!, un ruido espantoso me encoge a un más, era un trueno, Dios donde esta cuando se le necesita.

Empapado y calado el frío inunda todo mi cuerpo, los huesos me duelen y los dedos de los pies están entumecidos, ¿qué hago? y ¿a dónde voy?, no lo sé. Pero tengo que continuar es como si una fuerza sobrenatural me empujara cada vez más hacia la oscuridad, la sombra aparece y a lo lejos se escuchan pisadas retumbar con el eco de los edificios.

Las baldosas húmedas y resbaladizas por el agua son trampas mortales esperando a que de un tras pies para terminar precipitándome al suelo, pero no puedo caer, la sombra me persigue y esta esperando el momento propicio para asestar su golpe certero. Tengo miedo, las pupilas dilatadas  y el color blanco de mi semblante me delata, no puedo dejar de avanzar, sólo hay una posible solución seguir hacia delante por muy trágico que fuera el final.

Deja de llover aunque el día sigue negro, los truenos y relámpagos se suceden, el miedo me domina por completo mientras en mi espalda unos ojos  me observan  mientras se clavan en mi nuca como agujas incandescentes, expectantes, ¿me giro?, o por el contrario sigo mi tortuosa andadura. Decido darme un respiro, cuento despacio tres y de un brusco salto me giro, miro de lado a lado de la calle pero no consigo ver a nadie. Ya no sé que pensar, serán imaginaciones mías o por el contrario estoy percibiendo unas señales claras de peligro.

La respiración entrecortada, el frío de las manos y el entumecimiento de los pies húmedos son un cuadro perfecto para un marco de malas intenciones, cada vez lo tengo más claro algo esta ahí detrás de la pared, esperando su momento. Me armo de valor y me acercó a la esquina arrimando la espalda contra la pared, debo de asomarme o por lo contrario continuo mi camino, no sé, no puedo tener siempre miedo. Pero por lo contrario si corro serio peligro, después de meditar unos segundos que parecían interminables me armo de falsa valentía y me asomo de un salto a la esquina.

Un dolor invade mi pecho seguido de un calor que recorre todo mi cuerpo, todo me da vueltas volviéndose más oscuro por segundos, la garganta seca, no puedo tragar es una sensación que antes nunca había experimentado.

De pronto un rayo cae cerca de mí, ya no tengo miedo, no siento las piernas los pies ya no están entumecidos y los huesos ya no me duelen, parece que poco a poco voy recobrando la normalidad. Pero solo es un espejismo porque sigo sin ver nada y el dolor de el pecho se hace más intenso por momentos, de pronto, un escalofrío recorre de nuevo toda mi espalda hasta llegar a la nuca, ¿qué me pasa?. si ya no tengo miedo.

La oscuridad se vuelve de pronto en un hermoso resplandor, sigo sin poder tragar y el resto de mi cuerpo no lo siento, salvo este dolor tan fuerte que se hace casi insoportable en el pecho como si me estuvieran arrancado el corazón.

Camino vacilante de un lado a otro de la acera, ya no soy dueño de mis actos, no puedo controlar mis pies que se entrelazan haciendo que me precipite hacia el suelo. El dolor insoportable aumenta, ya no puedo aguantar más creo que me estoy muriendo, pero no lo puedo asegurar.

Las piernas no las siento, los brazos no me responden y la sangre mana de mí como si de un pequeño manantial se tratase, el dolor cesa y los parpados me pesan cada vez más, pero tengo que intentar mantenerme despierto.

De vez en cuando pierdo la consciencia pero a los poco minutos me despierto, estoy seguro me estoy muriendo, oigo una voz que me llama no logro ver nada solo esa gran luminosidad que lo invade todo, ¿estoy en el cielo?. No sé si lo estoy o no pero el sitio es tranquilo y la luz muy relajante, como si el tiempo se hubiera detenido para siempre.

Ahora lo sé he muerto y no quiero volver nunca más.


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