La impaciencia febril
me impide dormir
e inquieta los sueños,
agitados por la excitación
del primer encuentro,
hace de la espera una eternidad.
Las balbucientes palabras
impiden expresar los sentimientos
y ofrecen una patética estampa,
cómica,
que hace que se conmueva
sin perder el interés.
La madurez de la expresión del rostro
de ella acrecienta mi inseguridad infantil,
mientras la belleza eclipsa los pensamientos
ensimismado en la elocuencia femenina,
sucumbiendo a los ademanes embriagado
por la sencillez de sus formas
unimos nuestros labios en un voluptuoso beso.
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