En los tiempos lejanos
donde los hombres eran héroes
y las mujeres damas,
existían aventuras
dignas de gallardos caballeros
llenos de innumerables peligros,
en una época de fructuosa imaginación.
Las leyendas se forjaban en las noches oscuras
por aquellos que dignificaban las hazañas
y encumbraban la valentía,
en una etapa sombría
oscurecida por las penurias
que alimentaban el miedo de lo desconocido,
en un mundo lleno de misterios.
Lo cotidiano era incierto
y lo incierto cotidiano,
aunque no era extraño
oír de la existencia de insólitas criaturas
que raptaban a jóvenes doncellas
o que animales del demonio,
devoraban el ganado en las noches de luna llena.
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