El sol torra el ambiente
y derrite el asfalto
con humeante alquitrán
que se pega al zapato,
sofocante calor
que condensa el aire,
licuando el cansancio
con salado sudor.
Se calientan las baldosas
y se evaporan las fuentes
secando los ríos,
calentando los mares,
tiñendo de rubio
los litorales.
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