El hogar,
lo lleva consigo el viajero
ligado al corazón,
presente en todo momento
desea ansioso el regreso.
Imagina, el reencuentro
con la amada que lo espera
tras largos días de ausencia,
anhelante; frente a la imagen idealizada
del retrato de la cómoda
de aquel hombre que no existe.
Aguarda, que lo esperen
con los brazos abiertos
sin explicaciones y remordimientos,
sueña con que nada halla cambiado;
suspira ser deseado aunque no sea aquel
¡el que se ha marchado!.
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