La Guardia

Esta historia es ficción, cualquier parecido con la realidad es coincidencia. Las palabras técnicas y los personajes están sacados de la Wikipedia y Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española , la situación de la historia esta enfocada en la época franquista, porque creo que este supuesto no puede darse durante la democracia, o ¿sí?. 


La Guardia 

Se despierta cansado, abre los ojos y lo único que ve es una pistola apuntándole a la cabeza, una voz ronca y distorsionada por el alcohol dice: - levanta, ya es hora, te voy a convertir en un hombre. 

Mierda, ya esta otra vez tocando las narices este borracho, no puede pasar las guardias sin molestar, piensa en silencio. 

Se incorpora de la litera y se pone la faena, sale al camarote contiguo que hace las veces de comedor para marinería. En él los marineros embriagados se ríen estúpidamente sin motivo y aplauden la actuación del Sargento de guardia, el cual se reía, mientras empuñaba el arma. 

Fanfarroneando le dice a su subordinado de guardia, - siéntate, darle un vaso, grita a los demás marineros con hielo y güisqui. 

Todos gritan: - va cabo, beba con nosotros, mientras saltaban y golpeaban el suelo y la mesa. 

El sargento grita, - callaos de una vez, ¿es qué no sabéis beber?. 

Con rebeldía y autoridad el cabo sereno responde, - yo paso, estoy de servicio y no voy a beber más. 

- Por eso, tú haces lo que se te ordene porque soy el suboficial de guardia, responde enfurecido mientras con la mano temblorosa le apunta con el arma, sin saber el cabo si esta cargada. 

Un silencio sepulcral se hizo en el buque, sólo se oía el agua golpear en el casco y el soplar del viento. Un marinero le sirve otro güisqui sin hielo, el cabo con ojos de odio mira al suboficial y se lo bebe de un trago, con un acto de rebeldía se incorpora de la mesa para irse y el sargento insiste, que se siente y tome otra copa. 

A los diez minutos todos estaban ebrios y el suboficial los manda a dormir a todos incluso al centinela, pero el cabo desobedece la orden yéndose de centinela al portalón

Al cabo de una hora el sargento, tambaleándose de un lado a otro de la cubierta, con un güisqui en una mano y la pistola en la otra se dirige al puesto de guardia. Grita, mientras casi se cae, - ¡eh!, Vd., venga para aquí y ayúdeme con la bandera que han tocado señales, eso significa que al cabo de cinco minutos se arriaría la bandera por el ocaso

Con paso firme y voz decidida, aunque ebrio replica, - voy, mientras recogía su lepanto o gorro y se dirige a popa.

Suena el himno nacional y poco a poco arría la bandera, mientras el sargento saluda a la vez que se tambalea. El cabo desamarra la bandera y la pliega, se da media vuelta y espera a la finalización de la oración para desfilar ante el suboficial, a guardar la bandera.

Cuando vuelve, el sargento no se encuentra en cubierta entonces piensa que se retiro a dormir y se queda de guardia toda la noche, porque el resto de la dotación estaba borracha. 

A la mañana siguiente el Subteniente venía a efectuar el relevo, pero no vio al suboficial de guardia por ningún sitio e hizo llamar al cabo, - ¿Dónde esta el sargento, cabo?. Se quedó un rato pensativo y explicó que anoche lo había dejado en cubierta para guardar la bandera, al rato regreso y no estaba. Él supuso que se había acostado a dormir, porque estaba bebido, quedándose de guardia toda la noche. 

Al oír la historia el Subteniente se imaginó lo peor e hizo llamar a los buzos para registrar la dársena, al cabo de las pocas horas encontraron al sargento, muerto en el fondo. 

Se abrió una investigación y se dictaminó que el cabo había sido responsable de lo ocurrido, por lo tanto lo condenaron a dos años recluido en el Penal Militar, los cuales no cumplió porque se ahorco a las pocas semanas.

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