Cubre de empíreo el suelo
que torna níveo
su manto,
que bajo el llanto
y el humo blanco
el frío invierno
es dueño de enero.
Un trozo de cielo
cubre todo el suelo
puro y sincero
de blanco hielo,
amor verdadero.
Consumido el cielo
muda bruno
en el suelo,
impúdico y farisaico
diluye el pecado
impelido
por el cielo.
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