Flores secas
adornan la mesa
y un cuadro
de madera,
dan la bienvenida
en la estancia vacía.
Las ventanas opacas
dejan entrever
la luz del día,
mientras los marcos
sin fotografía,
adornan la estantería
sombría.
Papeles salpican
el escritorio,
y el bolígrafo
sin tinta,
descansa en el folio.
El óleo,
la fotografía,
de la estancia vacía;
el bodegón
de un escritor,
que no escribía.
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