En talleres
con olor a pegamento y material
confeccionan el calzado,
trabajo duro y mal pagado.
Las máquinas de coser
se ordenan en las habitaciones
de casas viejas y garajes,
con mala ventilación
y sin comodidades.
Con la espalda inclinada
y los ojos atentos
sufren jornadas maratonianas,
donde duele la espalda
y los huesos,
mientras charlan de las circunstancias
que llevan a otros a quedarse con las ganancias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe tú comentario, en el momento que se pueda invisible te contestará, gracias.
Un Saludo,
Invisible.