Daga

Con sus raíces,
¡dedos que sustentan la corteza
anclados contra las inclemencias!,
muestran el poder
de la propia naturaleza.

El tronco recio
atraviesa la tierra,
¡como una daga!,
que acaricia el cielo
con sus ramas.

Las hojas cubren
las gavillas desnudas,
enalteciendo su figura
y mostrando su silueta,
con los primeros rayos del alba
que se escapan entre sus ramas.


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