Jamás podré sentir el calor de tus labios
ni sentir la calidez de tú piel
porque somos diferentes,
yo soy feo y tú eres hermosa,
barrera que separa físicamente
nuestros dos mundos.
Jamás podré abrazarte con el corazón
por los prejuicios que nos separan,
dos mundos subyacentes
que superponen a las personas,
limitándolas y renegando su existencia.
Jamás podré invitarte al cine
al carecer de medios para seducirte
y me tendré que conformar con verte pasar
mientras me desprecias con la mirada,
juzgándome sin conocerme,
cerrando la posibilidad de hablarte
por el hecho de ser indigente.
Jamás sabré lo que se siente
y como se vive con amor
porque moriré a dos metros de un hospital,
roto por la soledad de la calle
y borracho por la amargura de la vida,
sin posibilidad alguna
de vivir con dignidad
despreciado por la sociedad.
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Un Saludo,
Invisible.