Siento una mano sobre el hombro
como un amigo invisible
que siempre está y nunca abandona,
reconforta en los malos momentos
y es compresiva cuando el malgenio
es dominado por la irá,
borra de la mente los malos pensamientos
que nublan con negativas ideas el alma;
siento una mano sobre el hombro
como un ángel de la guarda
que sabe lo que necesito sin pedirlo.
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Un Saludo,
Invisible.