Cuando estoy en un lugar publico intento salvaguardar ese pequeño espacio necesario para no invadir el de los demás, donde el aliento o el humo del tabaco, no sean exhalados en mi rostro.
Esa mínima condescendencia con el prójimo, un respeto a los demás y un saber estar en convivencia con el resto de los seres humanos, no esta reñido con la cortesía y la educación.
Respetemos a los demás, como a nosotros mismos, seamos humildes en nuestro proceder y practiquemos la educación que tenemos porque no la hemos gastado.
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