hace estremecer la calle,
que todavía no esta puesta
porque no hay nadie que la recorra.
Alumbrada con timidez,
aparece entre luces
el mobiliario urbano,
escondido en la oscuridad.
La escarcha tiñe todo de blanco,
mojando la vía publica,
y pareciendo invierno en primavera,
volviendo la alegría en tristeza.
Mientras todos duermen,
ajenos a la realidad,
de un despertar,
de la calle dormida.
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