El sosiego inunda la estancia
y el amor se toca
en toda el lar,
dando paz a cada objeto,
salpicado con gusto.
El sol aluza
cada rincón sin sombra,
con luz propia,
ornando con alegría
las pequeñas cosas.
La risa da eco
rebotando en las esquinas,
llenas de felicidad,
con briquetas de dicha.
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