Todo es insuficiente y hiere
con inconformidad los absurdos
designios de infelicidad,
acuciado por la soledad
que siente desde la más profunda
irracionalidad
con negativos sentimientos
que avasallan de dudas,
propias de la inseguridad
de vivir una vida que no es suya.
Los placeres, efímeras sensaciones
se desvanecen con el apetito
desechados como las heces,
quedando la apetencia insatisfecha
que vacía el interior que arranca lo bueno
que algún día tuvo.
Roto el interior
los pedazos, cortantes cristales
desgarran por dentro la carne
y sumergen en un profundo dolor,
atormentando la razón con intenso salazón
con amargura la herida profunda
que jamás cura.
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