Al campo le compro un cerrojo
que encadene los árboles
y cubra los matojos,
prohibiendo el paso a los caminos
que llevan hasta el caserío,
cárceles al aire libre
que enjaulan al campesino.
Puertas de olivares y encinas
que prohíben y no impiden,
obstáculos al trabajo
que mandan todo al carajo,
imposibilitando la producción
devaluado por el mercado.
Candados y cadenas
condenan al propietario
a ser esclavo de su propio trabajo,
cosechando todo el año
para recoger escarmientos,
por ser honrado.
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